También visitamos
Caen, ciudad más importante de la región donde
nos alojamos e inauguramos la temporada de la crepe y
la sidra (porque ¡cómo están las
crepes!, rellenas de cualquier cosa y acompañadas
de un buen vaso de sidra). Caen es una ciudad preciosa,
a pesar de haber sido tan castigada por un conflicto bélico.
Sesenta años más tarde todo se halla magníficamente
restaurado, aunque lugares como el viejo St-Étienne
recuerdan lo que sufrió la ciudad.

Viejo St-Étienne
La Place Guillouard
es impresionante, tanto por su amplitud como por el panorama
que desde ella se aprecia formado por la Abbaye aux Hommes,
hoy sede del Hôtel de Ville y del ábside de
la iglesia de St-Étienne.

Place Guillouard. Abbaye
aux Homes y St-Étienne.
Por la Rue St-Pierre
o cualquiera de las paralelas a ésta, todas peatonales,
y repletas de terrazas y tiendas se llega al Castillo Ducal,
estupenda fortificación de construida entre los siglos
XIV y XVII. En su interior hay construcciones de diferentes
épocas como el Palacio del Tablero, la Capilla de
St-Georges o el Palacio del Gobernador, que hoy alberga
el Museo de Normandía.
Después podéis
llegar hasta la Place Reine Mathilde y admirar la iglesia
de La Trinité, parte de la antigua Abbaye aux Dames,
hoy convertida en el consejo Regional de la Baja Normandía.
Para los que estén
interesados en la Segunda Guerra Mundial, se puede visitar
al Memorial de Caen, uno más de los múltiples
museos dedicados a este tema que podemos encontrar en esta
zona. Nosotros no lo visitamos, puesto que ya habíamos
estado en uno similar en Arromanches. Por cierto, el Memorial
de Caen está a las afueras de la ciudad, bastante
alejado del centro.
Esta noche, también
nos alojamos en un Etap Hotel de los dos que hay abiertos
en estos momentos en Caen.
Si
lo deseas, puedes dejar tu mensaje en mi "Mapa de visitas"

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